El cese de operaciones en 1860 del Santo y Real Monte de Piedad de
Zaragoza, seguido en 1867 por la desaparición de la Caja de Ahorros
dependiente de la Caja de Descuentos ,
dejó a la ciudad desprovista de dos instituciones destinadas,
respectivamente, a realizar préstamos a bajo interés y a captar recursos
entre las clases populares y medias, en unos momentos en los que el
gobierno estaba impulsando precisamente este tipo de entidades bajo el
patrocinio de gobernadores civiles y alcaldes.
Ante estas necesidades, la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País logró
abrir al público el día 28-V-1876 la Caja de Ahorros y Monte de Piedad
de Zaragoza, tras varios años de discusiones y proyectos. Los
impositores percibirían el 3,5 % de intereses anuales, y los usuarios
del Monte abonarían el 4 % en operaciones inferiores a 25 ptas., el 6 %
en las cifradas entre 25 y 100 ptas., el 7 % entre 100 y 500, y el 8 %
de 500 a 2.000, cifra tope esta última, tanto para los préstamos, como
para los saldos de ahorro de cada impositor.
Las primeras oficinas se instalaron en el edificio de la Sociedad
Económica, en la plaza del Reino, n.° 5; en 1905 se pasaron a la calle
Méndez Núñez, n.° 17-19, con entrada separada para el Monte de Piedad ,
por Goya, n.° 14, donde permanecieron hasta 1913 en que pasaron al
edificio propio construido en la calle San Jorge, n.° 8, obra de los
arquitectos donostiarras Ramón Cortázar y Luis Echalde. La plantilla
inicial de los empleados fue de tres, un contador, un cajero y un
tasador-conserje, evolucionando paulatinamente hasta presentar en 1932
la siguiente composición: 3 jefes de sección, 6 oficiales primeros, 5
oficiales segundos, 10 auxiliares primeros, 3 auxiliares segundos y 2
aspirantes.
La dirección de la Caja fue ejercida entre 1876 y 1908 por la junta de
gobierno, y a partir de este último año y hasta 1933 por Ricardo Iranzo
Paracuellos, en tanto que la presidencia efectiva del Consejo recayó
sucesivamente en Federico de Sarva (1876-1880), Marcelo Guallart
(1880-1884), Desiderio de la Escosura (1884-1890), Luis Franco y López (1840-1896), Alejandro Esteban Sala (1896-1900), Florencio Jardiel y Dobato (1900-1931), y Antonio Lasierra Purroy (1931-1937).
• La Caja de Ahorros de Zaragoza a partir de 1933.- Entre 1933 y 1964 se
abre una etapa de fuerte expansión en las actividades de la Caja de
Ahorros, con el paréntesis de la guerra civil, que coincide con el
desempeño de la dirección general por José Sinués y Urbiola ,
cuya impronta personal va a dejar una clara huella en la institución.
José Sinués, vocal del consejo de administración y secretario en 1933,
pasa a ocupar el cargo de director gerente entre 1933 y 1940, para ser
director general desde este año hasta su muerte en 1965. Por otra parte,
en 1944 fue nombrado presidente de la Confederación Española de Cajas
de Ahorro Benéficas y del Instituto de Crédito de las Cajas de Ahorro,
llegó a ser presidente del consejo de administración de la Editorial
Católica, y desde 1958 vicepresidente de la Confederación Española de
Cajas de Ahorro (C.E.C.A.).
La expansión geográfica de la Caja se inicia en la década de los 40 con
la fusión de algunas secciones de Ahorro Libre del I.N.P. con la Caja de
Ahorros, operación a la que sigue en 1943 la fusión de la Caja de
Ahorros y Préstamos del Círculo Católico de Obreros de Haro,
incorporándose en 1946 el Monte de Piedad del Círculo Católico de Huesca
y en 1957 el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Teruel.
Por lo que respecta a sucursales, la primera de todas en abrirse fue la
de Madrid, cuya aprobación se realizó en 1934, a la vez que la sucursal
de Calatayud y, un año después, la de Logroño, por lo que la Caja se
expandía hacia la Rioja. En 1940, se abre la sucursal de Huesca, y al
año siguiente había ya sucursales en Tarazona, Alcañiz, Haro, Calahorra,
Ejea de los Caballeros, Santo Domingo de la Calzada y Jaca, a la vez
que se comenzaba la apertura de agencias en Zaragoza. En conjunto, entre
1933 y 1964, se abrieron 368 oficinas, de las cuales 66 estaban
situadas en la provincia de Huesca, 62 en Teruel, 126 en Zaragoza, 106
en Logroño y 7 en Guadalajara -provincia a la que también llegó en su
expansión la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, que añadió a
su primitivo nombre la expresión «Aragón y Rioja» tras la autorización
obtenida en noviembre de 1948.
Por lo que se refiere a las cifras de su balance, la Caja había superado
los 3.500 millones de ptas. de depósitos en 1958, para rebasar los
10.000 a finales de 1964, como consecuencia del aumento ininterrumpido
del número de sus impositores, que son 240.000 en 1948 y 639.000 en
1963. Sin embargo, la legislación que regulaba el funcionamiento de las
Cajas obligaba a fuertes inversiones en valores del Estado, que se
convierten así en el destino principal del ahorro captado, superando la
cifra de 4.000 millones de ptas. a finales de 1963, seguido por la
creación de un importante patrimonio en propiedades inmobiliarias y
rústicas.
En la obra social atendida a lo largo de estos años destacan actividades
como el Sanatorio de Agramonte, la Casa de Economía Rural de Cogullada
(dedicada a la formación profesional de agricultores) y los dispensarios
antituberculosos. Desde 1937 a 1959 fue presidente del consejo de
administración Francisco Rañoy, a quien sucedió Genaro Poza, quien ocupó
el cargo hasta 1965; desde 1966 a 1975, la presidencia la ostentó José
María García-Belenguer.
Fallecido José Sinués a comienzos de 1965, le sucede en la dirección general de la Caja José Joaquín Sancho Dronda ;
actividades como el Monte de Piedad van a perder importancia
paulatinamente, a la vez que siguen creciendo fuertemente las cifras del
balance de esta institución, cuyos depósitos ajenos superaban los
30.000 millones de ptas. en 1970.
A finales de 1977, con unos recursos ajenos de 115.816,2 millones de
ptas., la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja
ocupaba el tercer puesto dentro de todas las Cajas Confederadas
españolas, y era la institución financiera número doce dentro del
conjunto de entidades integrantes del sistema crediticio español. Ante
el crecimiento de sus depósitos y la desaparición de la mayor parte de
las instituciones financieras aragonesas -debido sobre todo al proceso
de concentración producido en el sector de la banca- la Entidad se
configuró como uno de los principales motores de la economía de la
región aragonesa -en la que captaba el 80 % de los depósitos que recogía
su balance. A través de consejeros comunes controlaba o participaba en
las sociedades Agrar, S.A. y Caser, tenía sociedades inmobiliarias
(Loarre y Garsa), estaba presente en la industria eléctrica de la región
(Eléctricas Reunidas de Zaragoza Termoeléctrica del Ebro, Saltos Unidos del Jalón), en la Autopista Vasco-Aragonesa, S.A., en Balay
Pygasa, la Industrial Química de Zaragoza, Cía. del Gas, Formigal,
S.A., y fue promotora de Infraestructuras Aragonesas, S.A., empresa que
impulsó el polígono de Figueruelas, que tanta importancia iba a tener
para el futuro de la economía aragonesa al instalarse en él la
multinacional General Motors (hoy, Opel España).
Para el ejercicio de 1980 estaba previsto dedicar a obra benéfico-social
la cantidad de 400 millones de ptas., cifra que equivalía al 0,26 570
de los recursos ajenos de la entidad y que puede considerarse como
reducida; con estos recursos se financiaba una serie de actividades
tales como escuelas familiares agrarias, guarderías, hogares del
jubilado, centros culturales, aportaciones a los colegios universitarios
de Logroño, Huesca y Teruel, etc., destacando, entre otras
realizaciones entonces llevadas a cabo, la apertura en Zaragoza del Museo Camón Aznar
A final de 1978, la Caja tenía un total de 94 oficinas en la provincia
de Huesca, 36 en la de Guadalajara, 109 en la de Logroño, 133 en la de
Zaragoza, más la oficina de Madrid, estando prevista la apertura de
oficinas en Barcelona y Valencia, como consecuencia de la nueva
regulación de la expansión de estas instituciones financieras. Desde
1975, fue presidente de esta institución Fernando Almarza Laguna de
Rins, mientras que la presidencia honoraria la ocupaba, desde 1966,
Genaro Poza; en abril de 1980 entró en funcionamiento el nuevo edificio
social de la Caja, en la plaza de Basilio Paraíso de Zaragoza, cuyo
coste total se estimó en 5.000 millones de pesetas.
El 17-X-1977 se aprobaba la modificación de los Estatutos de la Caja de
Ahorros, adaptándolos así a la nueva normativa legal emanada de un
decreto de agosto de ese mismo año: se configura la Asamblea General
como su principal órgano rector, ya que a partir de ella son elegidos el
consejo de administración, la comisión de control y la de obras
sociales. Mediante sorteo se designan mil compromisarios, quienes a su
vez eligen a cien consejeros generales; a éstos se añaden otros treinta
en representación de diferentes entidades, entre las cuales destaca la
Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País a la que
corresponden ocho en su calidad de entidad fundadora de la Caja de
Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Esta normativa,
seguía concediendo un gran poder a la figura del director general,
quien, por ejemplo, tenía atribuciones para suspender provisionalmente
la ejecutividad de los acuerdos del consejo de administración de la
entidad.
• La modernización del sistema financiero español.- Al igual que el
resto de las instituciones del país, las Cajas de Ahorros aragonesas han
experimentado en la tres últimas décadas un profundo proceso de
modernización y de adaptación al nuevo entorno socioeconómico nacional e
internacional. En el aspecto normativo, dos cambios destacan sobre
todos los demás: la desregulación del sistema financiero español, que
tiene su arranque en el Decreto Fuentes Quintana de agosto de 1977 y que
supone la equiparación efectiva entre Cajas y Bancos, y la
transformación de los órganos de gobierno de las Cajas, que arranca en
la Ley Orgánica 31/85 Reguladora de las Cajas de Ahorros (LORCA) y tiene
su desarrollo en Leyes autonómicas como la aragonesa, de 1991.
En estos años, además, las Cajas españolas incorporan a su operatoria
los avances de las nuevas tecnologías de la información, con una
temprana mecanización de sus operaciones y de sus servicios centrales,
al tiempo que refuerzan notablemente su solvencia, productividad y
autonomía financiera.
Este conjunto de cambios, venía enmarcado y condicionado por toda una
serie de acontecimientos externos que alteran sustancialmente un sistema
que, hasta ese momento, se caracterizaba por ser relativamente cerrado,
con fuertes controles administrativos y escaso nivel de competencia.
Pero a partir de la década de los 80, un nuevo marco económico, definido
por una etapa de fuerte crecimiento, propicia un importante desarrollo
del negocio bancario en España, al tiempo que el ingreso de nuestro país
en la Unión Europea marca un nuevo horizonte de libertad y libre
competencia, que se refuerza con la puesta en marcha del Mercado Único,
la futura puesta en marcha del Euro y el proceso de globalización de la
economía mundial. En síntesis: si al comienzo del proceso liberalizador,
las Cajas de Ahorros españolas representaban un 30 % del conjunto del
sistema financiero del país, actualmente han incrementado su peso en el
mismo hasta representar el 50 %.
• Período contemporáneo. En 1987 comienza el período rigurosamente
contemporáneo de la Entidad de ahorro, al jubilarse en julio de ese año,
por imperativo legal, José Joaquín Sancho Dronda. Es sustituido como
director general por Amado Franco Lahoz
designado por el Consejo de Administración que preside Fernando Almarza
y Laguna de Rins. En noviembre de ese mismo año, una vez constituida la
nueva Asamblea General de la Entidad, nacida de la Ley 1/1991 de Cajas
de Ahorros de la Comunidad Autónoma de Aragón, es elegido Presidente del
Consejo de Administración José Luis Martínez Candial
En ese momento, la entidad cuenta con una red de distribución compuesta
de 562 oficinas, fundamentalmente en su zona tradicional de trabajo
—Aragón, La Rioja y Guadalajara- y un total de 2.660 empleados. A partir
de entonces, Ibercaja inicia un intenso proceso de expansión
corporativa con el crecimiento de su red de distribución en nuevos
territorios, la ampliación de su gama de productos y servicios y la
creación de un grupo financiero que abarca actividades complementarias
como seguros, fondos de inversión, leasing, etcétera. La Caja descarta
la creación de un grupo industrial propio pero no renuncia a su
participación accionarial en cuantos proyectos empresariales suponen el
desarrollo de sus territorios de implantación: turismo invernal,
producción de alimentos de calidad o nuevas tecnologías como el cable.
Otro aspecto esencial que define esta etapa de Ibercaja es el desarrollo
de su obra social y cultural, que en este período experimenta un
importante crecimiento. Desde un punto de vista cuantitativo, las
dotaciones de la O.B.S. de Ibercaja se han multiplicado por cinco en la
última década; cualitativamente, la Obra Social ha ido prestando
atención a nuevas demandas sociales -formativas y culturales,
fundamentalmente— al tiempo que ha adaptado su funcionamiento a las
preocupaciones de la sociedad española, especialmente en lo que se
refiere a la lucha contra la exclusión social y territorial, la atención
a la infancia y la tercera edad, la promoción de la mujer y la
protección del medio ambiente.
En 1988, como punto de partida de esa nueva etapa, la entidad de ahorro
adopta una nueva imagen de marca -Ibercaja- pero conservando su nombre
oficial: Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja.
La nueva marca comercial, que tiene una inmediata aceptación, es el
principal reclamo de la Caja en los planes de expansión territorial que
inicia a finales de 1989, una vez que el Ministerio de Economía español
autoriza a las distintas entidades de ahorro a abrir sucursales fuera de
sus territorios tradicionales. A partir de este año, Ibercaja inicia
una selectiva expansión geográfica «en mancha de aceite» en los
territorios colindantes con su zona tradicional de implantación:
Cataluña, País Valenciano, Navarra, Castilla-León y Comunidad de Madrid,
principalmente.
En 1990, la entidad inaugura una Oficina de Representación en París, al
tiempo que va completando su red en los nuevos territorios de expansión.
Un año más tarde, los órganos de gobierno de la Caja aprueban la fusión
por absorción de la Caixa Rural de Catalunya, que se hace efectiva al
año siguiente. En 1992, el pasivo de la Caja supera ya el billón de
pesetas, con una inversión cuyo saldo supera los 500.000 millones de
ptas.
En 1995, al cesar por imperativo legal José Luis Martínez Candial, es elegido Presidente de la Caja Manuel Pizarro Moreno En esos momentos, la entidad contaba ya 765 oficinas y había superado el billón de pesetas de acreedores.
Con la gestión de Pizarro se inició un proceso de nueva expansión de sucursales llegando a casi todas las comunidades autónomas.
En 2004 es elegido presidente de Ibercaja Amado Franco Lahoz
persona con una experiencia de 35 años en la entidad. Sus mayores
logros se centran en la apertura de nuevas oficinas obteniendo la
presencia en todas las ciudades españolas de más de 100.000 habitantes.
relacionado con esto, en 2006 se abre la oficina número mil en Sevilla y
ya está presente en todas Comunidades Autónomas de España.
El 2008 es un año emblemático para Ibercaja, colaboradora con la Expo,
patrocinadora de grandes exposiciones en Zaragoza, y año de la
reapertura del Museo Ibercaja Camón Aznar (MICAZ), único museo del mundo
que expone todos los grabados de Goya.
1970 |
1971
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